Dicen los intelectuales y los estudiosos de las problemáticas sociales, que cuando un país no aprende de los errores del pasado, es posible que vuelva a cometerlos en el futuro, y eso es algo que parece darse en la Argentina de hoy, con el debate por la discusión en el ámbito legislativo de la vuelta de la comúnmente denominada “Colimba”.

En estos días el Parlamento nacional se encuentra debatiendo en su interior la propuesta presentada por el diputado salteño Alfredo Olmedo del bloque Salta Somos Todos, la cual brega por la vuelta del Servicio Militar Obligatorio o “Colimba”, y que tantas críticas despertó por parte de los organismos defensores de los derechos humanos de nuestro país a lo largo de toda la historia.
El rótulo con el que el legislador presenta la iniciativa es el del “Servicio Militar Social Obligatorio”, y en el mismo propone que sea de seis meses de duración y no de un año como era antaño, además de que tenga un alto contenido social. Otro de los puntos es que conste de dos partes, en una primera parte de instrucción militar y una segunda parte de instrucción cívica, con lo que se habilitaría una formación en la vida de las personas muy distinta a como se “hacía antes”.
Lo cierto es que a partir de este proyecto se reabrió el debate y la polémica sobre si realmente el servicio militar obligatorio es una solución viable para paliar conflictos sociales mucho más profundos de un sistema económico desigual, que ha profundizado el hambre, la miseria y la marginación por todos los rincones del país.
Hechos como el brutal asesinato del joven conscripto Omar Carrasco, de tan sólo 18 años, en el cuartel neuquino del Regimiento de Zapala, que motivó el fin del Servicio Militar Obligatorio el 31 de agosto de 1994 a través del decreto 1537 firmado por el entonces presidente Carlos Menem, hicieron creer a muchos que la sociedad podía llegar a reconciliarse con las Fuerzas Armadas, pero ni siquiera el fin del casi centenario sistema que había sido impulsado por Julio Argentino Roca en 1901, pudieron mejorar la relación entre el Ejército y la sociedad.
La colimba, como comúnmente se denominaba al Servicio Militar Obligatorio, fue algo que traspasó las décadas, y aún hoy en día hay algunos que rememoran esas épocas como mejores y consideran viable la vuelta del mismo debido sobre todo al creciente aumento de la delincuencia, porque creen que un poco de disciplina los jóvenes no estarían tan descarriados.
Esto es imposible hoy en día, debido a la poca infraestructura con la que cuentan las Fuerzas Armadas de hoy, pero más que nada porque no sirve absolutamente para nada para bajar los índices delictuales, y se olvidan de los crueles tratos que tuvo la colimba en su existencia, que hicieron que hechos como el de Omar Carrasco fueran frecuentes a lo largo de toda su historia.
Un debate que recién comienza en la sociedad argentina y que dará mucha tela para cortar en el futuro más inmediato, por tocar uno de los temas más sensibles del pensamiento nacional y por querer imponer nuevamente un servicio que fracasó rotundamente en el pasado y que fue sacado por su inutilidad y autoritarismo hacia los jóvenes que lo hacían.
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